Cemento

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El cemento es piedra caliza, carbonato de calcio, horneado y mezclado con otros minerales para regular su resistencia. El proceso de fabricación es sencillo: se extrae la piedra, se la tritura y se la lleva a hornos de entre 800 y 1.500 grados centígrados. Una vez producido, se lo mezcla con yeso, agua y arena (en diferentes proporciones y combinaciones) para crear un mortero que fragua en concreto.

La Calera, al oriente de Bogotá, debe su nombre al situarse sobre yacimientos de piedra caliza. Todavía hoy, por las veredas de la carretera que bordea los cerros, se ve la piedra viva y a los picapedreros que venden lajas y tumbas mortuorias. Allí, más hacia el oriente y entre colinas verdes, la familia Samper, de Cementos Samper, construyó una fábrica que funcionó entre 1920 y 1998 y llegó a producir, en su mejor momento, cerca 3.000 toneladas de cemento al día (gastadas todas en la expansión del norte y occidente de Bogotá). A pesar de su cercanía con el pueblo, la empresa levantó en concreto una villa para los 1.200 trabajadores (entre obreros y familiares) con iglesia, escuela y casino propios. A finales de los 90, como augurio de la crisis por venir, la fábrica cerró al agotar las reservas de las que se servía.

Hoy, Siberia es una fábrica abandonada y a punto del colapso. Todavía se ven las chimeneas, los boquetes por los que entraba la piedra caliza y el campanario de la iglesia que se levanta tímido ante la magnitud de las instalaciones. Sobre las pizarras de la escuela crece la hiedra y los jóvenes hacen grafitis de calaveras en hipotéticas fiestas de rave.

Es la caliza que vuelve a ser caliza. Un recuerdo, también, de lo que es cualquier ciudad construida sobre o a partir de ella.

PS. Esta entrada está dedicada a Nico, para quien Siberia fue su propio Combray.

Publicado originalmente en El Espectador. 

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